Libro 27/365: “Diccionario del argentino exquisito” de Adolfo Bioy Casares
Un manual con todos los "no" de la escritura.
Libro 27/365
Nombre del libro: Diccionario del argentino exquisito
Autor: Adolfo Bioy Casares
Año: 1978 (mi edición es de 1991)
Páginas: 127
¿Cómo llegó a mi biblioteca?
Es de una edición que venía con la revista Noticias y compré en alguna librería de usados. Fue una de mis primeras experiencias con Bioy a quien descubrí -como a Xul Solar, a Macedonio Fernandez y a tantos otros- a través de Borges. Leyendo su ficción entablé después una relación más directa.
Qué me pareció (3/10)
El prólogo es un curso acelerado de escritura porque condensa muchos ejemplos de los clichés en lo que caímos la mayoría cuando empezamos a escribir (y en los que seguimos cayendo a menudo): expresiones grandilocuentes, prestigiosas y literarias.
Las entradas se me hicieron un poco triviales, tal vez porque el tema (política, gobernantes, discursos) no me interesa demasiado. Las que más me divirtieron son las que denuncian los eufemismos que son parte del habla cotidiana: conductores de televisión que hablan de consejos cuando publicitan un producto, o el uso de carenciado en vez de muy pobre, no vidente en vez de ciego y así.
Creo que en esta época el fenómeno de inventar palabras y revestir el discurso de supuesta sofisticación se extendió a otras áreas como el comentario futbolístico (recepcionar en vez de recibir, pierde la verticalidad en vez de caer). En un Victor Hugo Morales o un Cherquis Bialo fluyen con naturalidad pero en el resto se lee como un intento forzado de darle una supuesta jerarquía.
Y en el camino inverso, en los últimos años se descontracturó mucho la comunicación política y más que de la mala literatura -como las que cosechó Bioy- se nota que hoy la influencia viene del marketing. Por ejemplo, se usa hasta el hartazgo el vecinos y el vos para lograr cercanía. El formato digital también cambió las reglas: para la comunicación oficial tener alguien que redacte un buen hilo de Twitter puede ser más relevante que la redacción de un discurso.
Citas preferidas del prólogo
(a propósito de las palabras para este diccionario salidas del discurso de políticos y gobernantes) “Las inventaron en un acto de premeditación a manera de baratijas para someter a los indios ‘porque el embaucador desprecia al embaucado’”
“Ha de haber un señor vanidoso, que se desvive porque lo admiren. Lo sé por experiencia”.
“Tal vez los de sinónimos sean los más peligrosos; nunca debiéramos emplear palabras en que el sinónimo se transparenta”.
“En trance de evitar repeticiones sometemos al lector a un régimen de sobresaltos, como si destapáramos monigotes de resorte [...]”.
¿A quién se lo recomendarías?
A quien le interese conocer expresiones y modismos argentinos de la década del setenta y que sirven para entender un poco más acerca de los valores, de las costumbres y de la visión de esa época. Puede ser interesante para reflexionar acerca de qué cambió en este medio siglo y qué sigue igual -porque es parte de nuestra cultura-.
Veredicto: circula.
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