Libro 37/365: “Pasarla bien” de Miguel Brascó
Un libro perecedero pero con chispazos que se disfrutan.
Libro 37/365
Nombre del libro: Pasarla bien : restaurantes
Autor: Miguel Brasco
Año: 2006
Páginas: 126
¿Cómo llegó a mi biblioteca?
Lo compré hará unos diez años en una mesa de saldos. Conocía a Miguel Brascó por su columna semanal sobre vinos y gastronomía en la revista de La Nación y luego lo vi en entrevistas y en un programa que tenía en cable junto a Fabricio Portelli. Desde chico siempre me había llamado la atención su estilo distintivo (una isla en esa revista) que hacía interesantes temas que me eran ajenos como los vinos y los restaurantes de categoría. Los reseñaba con un lenguaje que escapaba a la pose y a los clichés del rubro e incorporaba elementos nuevos: referencias literarias, históricas, con humor y guiños al lector.
Qué me pareció (5/10)
No tuve suerte con los dos libros de Brascó que pasaron por mis manos. Bastante perecederos, el formato ideal de estos textos era quizá esa revista o blog y no ameritaban su publicación como libro.
Releyendo rápido no veo anotaciones lo que quiere decir que lo leí por arriba y nada me llamó especialmente la atención como para resaltar o comentar. Lo que más rescato ahora son las expresiones que va tejiendo en una mezcla de idiomas, de referencias cultas, lunfardas y hasta soeces por momentos. Creo que su gran aporte es ese lenguaje que nació y murió con él donde integra sus saberes misceláneos en un todo coherente, ameno, canchero -si se me permite la expresión de los ochentas pero también muy propia de Brascó-. Le saca la lengua a los taninos, al bouquet y al resto de palabras que sommeliers y expertos repiten de memoria: está de vuelta, no tiene que demostrarle nada a nadie.
El capítulo De los bobetas resume en unas carillas toda su mirada sobre el mundo de los vinos. Así como Erasmo nos desnuda desde la voz de la locura, Brascó pone sobre la mesa todos los lugares comunes del esnobismo de tanto conocedor de vino actual, y sube la vara hasta sumar a la química a su juego.
Incluye algunas breves referencias históricas de los platos muy disfrutables. Particularmente la de la pizza en The ultimate pizza y cuando habla del w’eng, el zhao y el gogo, los tres bocados que reconoce la antigua culinaria china: el bocado del hombre, el de darse cuenta, el del corazón.”
Citas preferidas
“A preguntas isiotíticas, respuestas peripatéticas”.
“(...) joven chef afecto al blablablaísmo.”
“Por el esfuerzo que le exige el hacer pinta emitiendo elocuencia sobre el pipiripi vitícola y vinícola (...) el conjetural raleo de racimos verdes para bajar la producción a solo noventa quintales por hectárea, los tejemanejes de la maloláctica; lo que dijo, lo que no dijo y lo que pudo haber dicho Michael Rolland, el pichicateo de los polifenoles y el piripipeo de las concomitancias; todo eso con el debido énfasis erudito y una completa precisión en el sí o el tal vez no de las glicólisis de los acetaldehídos.”
“(...) los derretidos que adora Robert Parker junior, amén de los hálitos eventuales a recado de caballo recién galopado, a pantalones de cuero del abuelo (...) o a pastel de manzana recién puesto a enfriar en el borde de la ventana. Están, están, para tormento del bobeta diez, que se obliga a sí mismo a super concentrarse para detectarlos.”
“El aroma a banana es un éster de metil butil acetato; el de almendras, un puf de alcohol bencílico; el vaho a roble de Alliers tostado medio es metil-5-furfural y el aroma a Cabernet es 2-metoxi-3-isobutil piramina.”
“Las modas se distinguen de las ondas por su índole nerviosa, pasajera, rápida, influida por el cholulismo y las fashions mediáticas que promueve el marketing. Las ondas son en cambio fenómenos genuinos y naturales, respondiendo a razones sociológicas más profundas y morosas.”
“¿Cómo entramos en la cultura Beethoven o en la cultural del vino? Hay dos puertas posibles, una son las apetencias o curiosidades personales espontáneas y genuinas; la otra es meterse porque las sonatas de Beethoven se pusieron de moda (...)”
“Los vascos son arduos de lenguaje porque ese idioma jerigonzo al parecer inmemorial les permite comunicarse fluido con algunas criaturas prodigiosas de los océanos cantábricos.”
“Después de analizar toda la noche las sutilezas del Tao, el erudito hinca sus dientes en una manzana, siente el jugo de la fruta en la comisura de sus labios y entra en estado de iluminación, el satori. Ése es el zhao, el bocado del darse cuenta.”
¿Tenés otros libros del autor?
No. Tenía uno más pero era una revisión de vinos de un determinado año por lo que quedó obsoleto muy rápido y era un libro más de consulta para decidir una compra que de lectura. Voy a investigar un poco a ver si encuentro alguno donde se refleje un poco más su personalidad y su estilo único.
¿Te tomarías un café con el autor?
Sin lugar a dudas. De verlo bastante en televisión y en YouTube me doy cuenta que es alguien a quien que podría escuchar durante horas. Es un renacentista porteño de la segunda mitad del siglo XX: fundó revistas, instaló el hedonismo como tema, escribió, tradujo, dibujó, pintó y muchas cosas más. Él mismo decía que había dado handicap al abrirse a tantos intereses y no especializarse en ninguno, pero creo que es un precio que vale la pena pagar.
¿A quién se lo recomendarías?
A quien le interese conocer un poco más de Miguel Brascó (pero hay otras puertas más interesantes seguramente que este librito). También podría ser de utilidad como un primer acercamiento a la cultura gastronómica porteña de las últimas décadas e incluso actuales (me fije y algunos restaurantes que menciona siguen funcionando).
Veredicto: circula.
Si te interesa el libro escribime en comentarios o a mi mail personal y coordinamos para que la retires.